Y aquella casa no fue mía
Aprender a vivir enamorado,
saber amar,
significa también sentirse libre
cuando el amor se acaba.
Las ruinas de hoy
no son ya mi dolor ni mi recuerdo.
Veo como un extraño
la ventana forzada, las paredes con grietas,
los azulejos rotos.
La lluvia que pregunta en la esquina por mí
sabe que aquella casa no era la mía.
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